martes, 20 de julio de 2010

Las Marchas del Orgullo

Hay gente que es intolerante y no lo sabe.

Para mí ese es el principal aporte de las marchas del orgullo, hacer que la gente contraste su intolerancia con la diversidad. Su homogénea cotidianeidad gris con un estilo de vida que desconoce y que por lo mismo le teme y lo margina.

Es por eso también que hubiera preferido que la marcha limeña (¡novena!) empiece en la Miraflores conservadora y pase bochincheando atrevidamente por el San Isidro elitista. Hacerla en la Lima bohemia, multicultural, multiétnica, multiregional y multi todo es como llegar a querer armar una fiesta en plena hora loca. O sea ya está hecha, no hay mucho de nuevo. Me imagino a los miraflorinos enterándose de la marcha en Lima y diciéndose que es una muestra más de la decadencia limeña, que el baile de los fenómenos está donde debería estar.

Lo realmente radical hubiera sido estar en el distrito del Masías homofóbico (homofóbico arrepentido, pero homofóbico al fin y al cabo, porque ese arrepentimiento no me pareció salido del fondo de su corazón sino del fondo de su oficina de imagen institucional), en los distritos limeños de las viejas cucufatas, en donde se ha refugiado la derecha católica ultraconservadora, en donde están los símbolos de la oligarquía antipatriota (no se me borra la caricatura del Haití con gente hablando de sus viajes a Miami en plena época de la violencia) que no quiere que nada más que el corso de Wong desordene sus calles a lo Macy’s Thanksgiving Day Parade aunque de ello no tenga nada más que las locas ilusiones de la periferia queriendo parecerse al centro (así de huachafa es nuestra élite), en el distrito de la gente que ama su style of life y frunce el ceño ante todo aquello que le recuerde que vivimos en un país diverso.

Otra cosa importante del atrevimiento limeño es que ha animado a lo que era una discreta movida regional.

Leí que Piura organizó su quinta marcha. En Trujillo organizaron la tercera. En Chiclayo también la tercera (hace muchos años, cuando conocí unos amigos de Ferreñafe y pasé una temporada por allá, yo decía que la tierra de la doble fé era la capital gay del Perú, en general me gusta el tono heterosexual que tiene el asunto en el norte, a diferencia de Iquitos y Tarapoto donde es más colorido). En Iquitos fue la quinta y logró convocar a la CGTP y al Frente Patriótico de Loreto, mis respetos. En Arequipa fue la tercera. Parece que también se realizaron en Tumbes, Chimbote, Utcubamba (Bagua Grande), Pucallpa y Ayacucho.

El movimiento está fuerte. Lamento ser tan cobarde como para no participar. Ya hablé de mis temores. El año pasado (¿o antepasado?) me topé con la marcha en plena Plaza San Martín. Me sorprendió la cantidad de gente participando. Solo me quedé observando y tomando fotos con mi celu. Pero creo que eso es también importante: La convocatoria. No que espero que la mayor participación haga que sea parte del calendario cívico escolar o que quiera competir con el carnaval de Río, pero sería un fracaso hacer un desfile y que nadie vaya a verlo. Así que por ahora esa será mi única contribución. Quizá más adelante me anime a desfilar. Quizá no sea en el carro alegórico de La Jarrita la primera vez, más probable con la mancha de Amnistía. Pero por algo se empieza.

¡Ah! Quería preguntar, ¿por qué no se hace en verano? Imagino que en Puno a nadie le hace gracia marchar a menos 10 grados.

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