lunes, 17 de febrero de 2014

Ellen Page y el miedo

“He sufrido durante años porque me daba miedo decirlo” dijo Ellen Page en su discurso desalida del closet.

Ellen Page


O sea, Ellen Page. Canadiense. Viviendo y trabajando en USA. Primer mundo. ¿“Miedo”?.

Algo dice de ese miedo: “Hay gente que va a la escuela todos los días y les tratan como a una mierda”. También habla de la discriminación en su trabajo (“Estándares que, odio admitirlo, me han afectado”). Y uno se pone a pensar, qué diría Ellen Page de esta comarca virreinal en donde (aunque a muchos les duela admitirlo) estamos a años luz de un primer mundo laico y educado (en términos de la prueba Pisa hablando).

Y hago un repaso en mi mente del miedo que nos acompaña a todos lados.

Primero pienso en este temor quinceañero a la familia. El pánico que nace de creer, no sólo que papá (o mamá) nos echará de la casa si se entera (aún cuando tengamos 50 años), sino simplemente de saber que seremos tratados de manera diferente, porque, si bien ya se declaró que no es una enfermedad hace mucho tiempo, la familia nunca se dio por enterada y trata de curarte presionándote a casarte o a cambiar de vida con una energía que no cesa aunque tengas 60 años.

Segundo, el miedo a perder a los amigos, a que simplemente te marginen de los partidos de fulbito, de los cumpleaños o de cualquier reunión dominguera porque eres el raro pues, el que no habla de las chicas ni de los hijos y que incomoda cuando quieres ser abierto y contarles de tus relaciones de pareja. “No pues, acá en mi casa no”.

Luego, está ese miedo nuestro de todos los días de encontrarnos, cuando estamos acompañados del objeto de nuestros afectos, con esas buenas almas católicas (o evangélicas) que están listas para hacerte un escándalo en el cine, en el parque, en el Metropolitano o en el mercado, si te ven demostrándole algo de cariño. Ese miedo que hemos interiorizado tanto que anula cualquier impulso que tengamos de mostrar amor a nuestro amor y al que hasta le hemos dado una explicación sociológica para justificar nuestra anomia ante la injusticia que nos auto imponemos: Nos contenemos por respeto. Supuesto respeto a las costumbres y tradiciones de nuestro país (parafraseando a Tubino) que sólo esconde nuestro pavor, no a que nos saquen del closet, porque muchos ya estamos fuera de él, sino a que nos hagan un escándalo bochornoso y, aquí viene la cuarta imagen del miedo que repaso, a que algún energúmeno, animado por el coro áulico de viejitas persignándose, nos agreda físicamente.

Y energúmenos hay a montones. Basta con leer los comentarios en la web del Comercio nada más para saber que Phillip Butter no es el único que nos quiere patear si no que existe una horda inmensa de peruanos homofóbicos que con suma impunidad nos amenaza cada día.  

El miedo de Ellen Page es al bullying en la escuela y a la discriminación en el trabajo. Cosas terribles que te pueden llevar, por ejemplo, al suicidio. ¿Cómo entonces hemos podido sobrevivir en este inframundo rojiblanco? Fácil, la mayoría se ha refugiado en el closet resignándose a la vida mediocre del que tiene que estar mintiendo, fingiendo y escondiéndose.

“Estoy cansada de esconderme y de mentir por omisión” Dijo Ellen Page. Pero acá es tanto el miedo que la mayoría, para no cansarse, termina creándose una falsa ilusión de felicidad con sus encuentros amorosos una vez a la semana o cada quince días en el mejor de los casos, llamando “pareja” al ente también enclosetado con el que se encuentra en las catacumbas y viendo feliz a la mamá de tener un hijo “respetable”.   

No te extrañe que en este País de las Maravillas no se llegue a obtener derechos igualitarios nunca si no tenemos el valor de superar estos miedos. 

lunes, 10 de febrero de 2014

Blue Jasmine: El gay ausente

Este post no es una crítica de la película. Solo es mi sorpresa sobre un personaje que no aparece en ella.

Como ha sido escrito en diversos lugares (pueden googlear “Blue Jasmine”), esta última película de Woody Allen es su recreación personal de “Un Tranvía Llamado Deseo”.


Están las dos hermanas que han vivido en mundos diferentes. Una de ellas (Blanche DuBois en el drama teatral), empobrecida con un esposo recientemente suicidado, llega a visitar a la que vive modestamente alterando su mundo. Está la pareja violenta (Stanley Kowalski) y el amigo a quien pretenden emparejar con la hermana en desgracia…

Más aún, Woody ha contratado a Cate Blanchett que hizo el papel de Blanche DuBois en el Harvey Theatre de New York el 2009. Y a Alec Baldwin que hizo de Stanley Kowalski en una película para la televisión en 1995.

Cate Blanchett en "Un Tranvía llamado Deseo" (Foto tomada de aquí)

Y la trama es similar. Y una de las cosas que no está en la película es lo que llama mi atención: Tennessee Williams explica el suicidio del esposo de Blanche por que esta descubre la homosexualidad de aquel, en Woody Allen es por su debacle financiera. 

Imagino que no era muy creíble hoy que alguien se suicide por que se descubre su homosexualidad, pero vamos, si hay que creer que Cate Blanchett (que hizo de Isabel I, de Catherine Hepburn y de la pareja de Robin Hood) se derrumbaría ante las adversidades, también Woody pudo haber sido más creativo para acercarse un tanto a la obra original que al parecer, tanto le gustó.





Escribí sobre el tratamiento que hace Woody Allen del mundo LGTB aquí (Primera Parte), aquí (Segunda), aquí (Tercera) y aquí (Cuarta).