viernes, 25 de junio de 2010

Mi vida fuera del closet

Siempre había sido un rebelde. Recuerdo que alrededor de los 13 años, para preocupación de mis tías, yo andaba diciendo por ahí que Dios no existía. No me hacían mucho caso sin embargo, hasta que uno de mis primos, 5 años menor, le dijo a su madre que, como yo no creía, él tampoco. Mi abuela, de la época de la letra con sangre entra, paró ese motín antireligioso con algo de lo que, por un pelo, ahora ameritaría una denuncia policial, pero en fin, eran otros tiempos y todos, menos yo claro, quedaron convencidos que la pena valía por incrédulo pero principalmente por montonero.

No se me hizo difícil decirle a mi madre que era gay. A esas alturas, 12 años después de ese episodio con jalón de orejas y tremendo castigo, ya era un revolucionario en contra del status quo hecho y derecho. Se lo dije cuando, con mi primera pareja, decidimos irnos a vivir juntos. No recuerdo que yo haya estado pensando mucho en eso, simplemente una cosa llevó a la otra y a otra. Salió de modo natural.

Ya viviendo con mi pareja el resto de la familia y mis amigos se fueron enterando. No tenía que preparar ningún discurso de apertura para nadie, sólo dejaba que sumaran cosas y llegaran a la conclusión reveladora. Las puertas de nuestro departamento estaban abiertas para los que nos quisieran visitar y chequearan que los que vivían ahí no eran dos patas ahorrando costos en su aventura de independencia. Era fácil darse cuenta que éramos una familia de dos.

Una vez en el Sagitario entraron las cámaras de la televisión. Uno de esos reportajes basura tratando de mostrar la vida gay como un submundo de seres que quién sabe qué cosas harían vergonzosamente escondidos ahí. Cuando las cámaras con sus luces entraron, por supuesto la mayoría se cubrió los rostros y se ponía de espaldas a la cámara para que no los enfoquen, claro, nadie tiene que meterse en la privacidad de los demás. Me contó un amigo que lo vio que salí clarito en un paneo que hicieron, conversando con uno de los tipos que habían entrado. Le preguntaba amablemente qué mierda pretendían. Recuerdo que, pese a que habíamos varios que dábamos la cara, la reportera insistía por entrevistar (y enfocar con la cámara) a los que más se cubrían. Al amigo con el que yo había ido le ponía el micro debajo de la casaca con la que se cubría y le preguntaba algo como "pero por qué te ocultas, solo quiero preguntarte qué hacen aquí".

No niego que siento aún algo de miedo por que me traten diferente. Y que temo que pierda algunas oportunidades de empleo si me descubro más (soy consultor, creo que sería más fácil si tuviera un trabajo en planilla, donde es más complicado despedir a alguien). Ando entonces con mucha cautela y, aunque mucha gente ya sabe de mi y me resisto a llevar una doble vida, ando aún separando ambas cosas. Tengo por ejemplo un facebook para opinar sobre cosas de mi profesión y acabo de abrir otro para opinar sobre temas gays. Cosa similar con el twitter y el messenger.

Me alegro de estar fuera del closet. Mi relación con mis amigos no gays es más sincera. Me gusta ir a sus reuniones con mi pareja, me gusta que me pregunten por ella cuando me ven solo. Me gustó que me acompañaran al Paris una vez. Me gusta que mi pareja sea buen amigo de todos mis amigos heteros. Me siento más relajado con el tema de no tener que estar pensando qué es lo que digo y a quien le digo. Me siento sincero conmigo mismo, no solo con los demás. Me siento una buena persona. Y siento que los demás me ven como una buena persona. Y eso como que me presiona también a llevar una vida honesta... Y a tener pareja. Porque buscar encuentros esporádicos es tener que hacerlo a escondidas, porque claro, me avergüenza que me vean como Mimí... viajando de cama en cama (qué ochentero que soy).

Pero no todo es lindo fuera del ropero. Y no me refiero a los oligofrénicos que te vayan a maltratar por ser gay, que felizmente van despareciendo. Es que, aunque parezca mentira, en algunos casos, esto dificulta tener pareja.

Es simple.

Algunos piensan, me he dado cuenta, que estar fuera del closet no es compatible con ser varonil. Y empiezan a pensar que soy un mitómano cuando digo que soy un macho alfa activo y que estoy fuera del closet (¿O será que no soy tan macho? Bueno, no soy camionero sacavueltero pero tampoco tampoco). O, los más apurados, te cierran al instante el chat o te cortan el fono gay apenas les dices que ya se lo dijiste a tu mamá.

Otros me han dicho claramente que no podrían llevar una vida con alguien que en algún momento va a pedir más que una relación de encuentros sexuales cada fin de semana. Y eso es cierto. Pero qué sentido tiene estar fuera del closet si vas a tener una pareja con la que no puedes ir al cine, a reuniones de amigos... a reuniones de la family... ¡convivir!. Yo le digo, a mi hombre perfecto de ese momento, que eso es algo que podría superar. Pero, pensándolo en frío, francamente sería muy difícil.

Y es que hacer una vida de pareja es finalmente salir del closet. Es imposible que tengas muchos años saliendo con una persona de tu mismo sexo y que los demás sigan pensando que eres heterosexual. Peor si convives. ¿Cómo van a hacer los 14 de febrero? ¿Y las navidades? ¿Cómo harán en el edificio donde viven para que no los vean juntos siempre salir a todos lados? ¿No salir juntos? Es probable que durante un tiempo funcione pero, personalmente, no creo que más de... dos años. Si, no más de dos años.

Y ahí está el quid del asunto.

Es decir, algunos apuestan a ver qué pasa. Y por eso, sin salir del closet, entran a una relación de pareja. Mantienen esa especie de servinacuy de dos años mientras se terminan de convencer que quieren salir del closet. Lamentablemente todas las parejas tienen problemas y en dos años pensará que quizá no vale la pena salir del closet en una relación que no resultó siendo lo ideal que se imaginaban sería (maldito Walt Disney que nos hizo creer que el "y-vivieron-felices-para-siempre" existía, pues no, te lo digo de una vez: hay que lucharla todos los días).

Ya pasé por eso y, aunque no debería decir de esta agua no beberé, se que lo mejor es elegir una persona que no se haga problemas en salir del closet. Cosa difícil. Sobre todo si mis preferencias están entre los mayores de 35 que hicieron su adolescencia en un mundo sin Will & Grace y sin marchas del orgullo gay. ¿Será por eso que me empiezan a gustar tanto los menores de 35, tan desinhibidos?

7 comentarios:

Arian Maniac dijo...

Me gusta tu forma de enfocar las cosas, felicidades por el blog! esta mejor que el de Ramiro jajaja.
Un saludo

Anónimo dijo...

Wow es lo primero qe leo, interesante
Gracias por contarnos las experiencias propias

FraBarGue dijo...

Felicidades por el Blog, comparto contigo muchas de tus apreciaciones.
Tambien sigo buscando, y se me hace tan dificil.
Abrazos

Anónimo dijo...

hola. me parece interesante lo que escribes, peor me parece que con esto quieres que todo el mundo se entere que eres cabro no tengo nada en contra tuya solo que es mi opinion

Julio el del Ocio dijo...

Cabro suena feo. Podrías haber dicho gay. Suena mejor ;)

Y creo que tienes razón. Quizá en el fondo quiero que todos sepan que lo soy. Incluso mis futuros empleadores. Pero, como digo acá, aún me da miedo que me discriminen. Así que poco a poco.

Gracias por decirme que te parece interesante lo que escribo. Un abrazo.

Anónimo dijo...

ok esta bine , cabro suena foe , pero ni loco te contrataria en mi empresa pues luego te sueltas las trenzas y me malogras a la gente paso amigo, suerte con tu mundo homosexual, ojala no te discriminen peor yo nunca te aceptaria en empresa alguna, pucha que das verguenza jejeje

Julio el del Ocio dijo...

Ja ja ja. Si, se que hay muchos como tu. Que le da vergüenza tener amigos gays o empleados gays. Ahora entiendes porqué esto de salir del closet no es fácil ¿no?

Gracias por tus deseos de que no me discriminen, pero pon de tu parte también pes.